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Salmo 127 – Confiando en Dios

Salmo 127 – Confiando en Dios

Escrito por Salomón

El Salmo 127 al igual que el 72, son los dos salmos atribuidos al Rey Salomón.

Salomón lo tuvo todo: riquezas, fama, poder, 700 mujeres y 300 concubinas (1 Re 11:3). Sin embargo al final de su vida escribe:

«Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;» (Ec. 12:1)

“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” (Ec. 12:13)

Probablemente Dios le permitió tener todo lo que el ser humano suele anhelar, para que se diera cuenta de que nada de eso le satisfaría. Pues nada de eso es capaz de complacer al hombre. A veces nos pasa que soñamos con que al tener algo seremos felices, más sin embargo cuando lo llegamos a poseer nos damos cuenta de que no era tan bueno como pensábamos. Es lo mismo que les sucede a los niños cuando tienen un juguete nuevo. Los primeros días son de emoción, pero con el correr de los días se vuelve solo uno más del montón.

Al igual que la mayoría de escritos de Salomón, el salmo trata de temas de la vida cotidiana. Salomón sin duda era muy práctico para escribir. Aunque el libro de proverbios fue escrito hace más de 2,500 años, tiene una gran aplicación a la vida actual. Sin duda cualquiera que lo lee encuentra una gran riqueza de enseñanza para la vida diaria.

Aspectos destacados del Salmo 127

En este salmo se destacan 3 aspectos que son motivo de preocupación en toda persona común:

  • La vivienda
  • La seguridad
  • La familia

Este salmo enseña que para alcanzar el éxito en dichos aspectos es necesario contar con el apoyo divino.

La bendición viene de Dios

Salmo 127:1a “Si el Señor no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican;” (RVR)

Salmo 127:1a «Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. (NVI)

Ante cualquier proyecto que emprendamos debemos tener presente este consejo. Sí estamos emprendiendo un nuevo proyecto personal en vano trabajamos si lo hacemos por nuestras fuerzas. Tenemos que escoger. Podemos buscar el éxito en nuestros proyectos a través de nuestras capacidades o a través de la mano de Dios. Cuando confiamos en nuestras fuerzas fracasamos, pero cuando confiamos en Dios logramos la victoria. Debemos dejar que Dios sea el edificador y constructor. Nosotros solo debemos ser obreros que seguimos los planos dejados por Él en su palabra.

Muchos hemos llegado al Señor cansados de luchar con nuestros problemas por nosotros mismos. Pero el Señor nos da nuevas fuerzas:

Isaías 40:31 “pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”

Esto también se aplica al hogar. Cuando buscamos ser nosotros mismos los arquitectos de nuestro hogar llegan los fracasos. Dios debe formar parte de nuestro matrimonio y debe ser Él quien guíe nuestra relación de pareja y con nuestros hijos.

La protección viene de Dios

Salmo 127:1b “Si el Señor no guardare la ciudad,En vano vela la guardia.” (RVR)

Salmo 127:1b “ Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.” (NVI)

Podemos estar rodeados de guardias, pero de nada sirve si la mano protectora de Dios no nos está cuidando. La historia misma es testigo de que no basta con estar rodeados de las condiciones humanas más seguras. Aún en medio de la sociedad violenta en que hoy en día vivimos, Dios nos protege. La única forma de sentirnos seguros es confiando en Dios. Alguien puede buscar hacernos daño, pero si Dios nos guarda nadie podrá hacernos daño.

Salmo 91:7 «Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.»

No hay lugar en el mundo adonde podamos estar seguros, a menos que Dios sea el que nos este cuidando. Los seres humanos somos frágiles. Tan frágiles que un insecto o un microorganismo es capaz de causarnos una enfermedad que nos lleve a la muerte.

Los afanes son en vano

Salmo 127:2 “Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.” (RVR)

Salmo 127:2 “En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde,
para comer un pan de fatigas, porque Dios concede el sueño a sus amados.” (NVI)

Es por demás que nos afanemos en alcanzar una meta sino hemos tomado en cuenta a Dios. A veces quisiéramos que el día tuviera 48 horas y pensamos que de esa forma el tiempo nos alcanzaría, pero si fuera así seguramente el tiempo tampoco nos alcanzaría y en lugar de ello quisiéramos que el día tuviera 96 horas. El problema no es la longitud del tiempo. El problema es como nosotros administramos nuestro tiempo.

Jesús contó la parábola del rico insensato (Lc. 12:16-21), en la cual se describe a un hombre rico que había producido tanto que ya no era posible guardarlo en sus graneros, por lo que se encomienda a la tarea de edificar graneros más grandes. Él dijo para si: «Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años», pero Dios le dijo «Necio, esta noche vienen a pedir tu alma». ¿Qué pasaría si está noche vinieran por nuestra alma? ¿Estamos preparados para presentarnos delante de Dios?

De nada sirve vivir afanados por alcanzar bienes materiales, si al final de todo nuestro destino eterno puede ser de condenación.

Los hijos son herencia de Dios

Salmo 127:33 He aquí, herencia del Señor son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.”

Una herencia son bienes, derechos y obligaciones traspasados.

Nuestros hijos le pertenecen a Dios. Él nos los ha cedido para que los eduquemos y les enseñemos a servirle. Nosotros somos responsables delante de Dios por el éxito de nuestra familia. Debemos guiar a nuestros hijos en las sendas de Dios. De esa forma ellos no cometerán los mismos errores que nosotros hemos cometido en el camino de la vida.

Conclusión

Dios debe gobernar nuestras vidas, nuestros proyectos y nuestros hogares.

Sí usted no le ha entregado su vida al Señor, este es el momento para que de ese primer paso y se decida a comenzar una vida de confianza en Dios. Así ya no peleará solo sus batallas, pues Dios ira delante de usted. Dios no espera que usted sea perfecto antes de dar este paso. Dios solo espera que usted tenga la disposición a caminar de la mano con Él.

Sí por otro lado, usted ya es cristiano, le invito a entregar sus proyectos a Dios. Ya no pelee solo. Seguramente a está altura de su caminar cristiano ya habrá notado que cuando Dios va con usted a la batalla, usted siempre obtiene la victoria. Entonces, ¿Que espera para sus proyectos sean edificados por Dios en lugar suyo?

En mi vida lo he comprobado. Desde que Dios va delante de mi peleando mis batallas, las he ganado todas. He tenido batallas muy difíciles, pero Dios siempre me ha dado la victoria.

 

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